Alcalá se encuentra a 16 kilómetros de Sevilla, una distancia que la enmarca en el área metropolitana de Sevilla y en la zona más próxima a la capital de la comarca de Los Alcores, de la que también forman parte Mairena del Alcor, El Viso del Alcor y Carmona. Al mismo tiempo está en la frontera con la comarca de la campiña, la más amplia de la provincia y que abarca buena parte del Valle del Guadalquivir. La extensión geográfica de Alcalá es de 284,6 hectáreas, un término amplio cuya extensión está por encima de la media provincial. Los límites geográficos de su término son Sevilla al Norte, Dos Hermanas al Oeste, Utrera y Los Molares al Sur y Mairena del Alcor, Carmona y Arahal al Este.
El relieve del término municipal de Alcalá presenta pocas elevaciones y de escasa altura, siendo los dos accidentes más significativos el río Guadaíra -que atraviesa todo el término del sur al norte- y Los Alcores.
El río que da apellido a la ciudad nace en la Sierra de Morón y desemboca en el río Guadalquivir. Es un río de formación geológica reciente y que discurre por terrenos rurales regando importantes zonas de cultivo. A su paso por Alcalá, se hace urbano y condiciona la fisonomía del espacio de la ciudad trazando un valle entre cerros sobre los que se asienta el actual casco urbano. Los Alcores es una formación elevada que forma una muralla natural de unos 30 kilómetros de longitud por unos siete de ancho como máximo, precisamente en término alcalareño. Su punto más elevado en Alcalá está a 90 metros sobre el nivel del mar. La forma de Los Alcores es la de una meseta sobre el valle. Es una estructura que quedó elevada respecto al nivel de las aguas que ocupaban el Valle del Guadalquivir a modo de islote. En sus costados se depositaron restos de sedimentos marinos cuaternarios que aún son apreciables.
En la composición de los suelos de la localidad destaca la presencia del albero, la tierra amarilla que ha dado fama universal a Alcalá. ES característico su color dorado y su brillo, que la convierten en pavimento de lujo para espacios urbanos y celebraciones efímeras. Es el caso de numerosas ferias de toda España.
El término alcalareño es rico en agua y en su subsuelo se extiende un importante acuífero que sale al exterior mediante manantiales naturales y pequeños cauces.
Dentro de la generalidad del clima del Valle del Guadalquivir, Alcalá cuenta con las peculiaridades climatológicas que le aporta su ubicación en la cuenca del río Guadaíra.
Alcalá cuenta con un clima cálido, siendo los veranos calurosos y con pocas precipitaciones, y los inviernos suaves y relativamente húmedos. El clima es uniforme en todo el término municipal. La temperatura media anual puede estimarse en 17,7 grados con máximas que pueden llegar a alcanzar los 42 grados y mínimas de -2 grados. La media de las temperaturas máximas es de 36 grados y la de las mínimas de 4 grados.
El mes más cálido es agosto y el más frío enero. La distribución temporal de la pluviometría es muy irregular. Aproximadamente el 80 por ciento de las lluvias se registran entre octubre y marzo. Por el contrario, existe un periodo seco de cuatro o cinco meses durante el periodo estival. La precipitación media anual es de 543 litros por metro cuadrado. La evaporación potencial, condicionada por las elevadas temperaturas del verano, trae como consecuencia un balance deficitario.
El clima alcalareño ha sido históricamente muy estimado en el entorno y calificado como muy saludable y beneficioso para la salud. Ello motivó que desde el siglo pasado fuera elegido como lugar para pasar el verano por muchas familias de Sevilla. Esta circunstancia tiene su base en la historia, puesto que en los siglos anteriores, Alcalá había escapado a muchas de las epidemias que asolaron Sevilla y que provocaron gran número de muertes.
La ubicación de Alcalá la sitúa en un entorno muy poblado y en el que se establecen relaciones muy intensas con los municipios cercanos. La relación de Alcalá con sus vecinos se ha dirigido siempre en una doble dirección. Por un lado, las relaciones con la capital sevillana han sido siempre abundantes y motivadas tanto por lazos personales como económicos. Alcalá abastecía de pan diariamente a la capital. Por otra parte, Alcalá ha ejercido como cabecera de comarca para localidades próximas como Mairena del Alcor, El Viso del Alcor o Arahal, cuyos habitantes acudían a Alcalá para obtener servicios de los que carecían en sus poblaciones. Actualmente, la ciudad sigue ejerciendo este papel, sobre todo en lo que se refiere al ocio y al sector comercial.
Además de la capital sevillana, en el entorno próximo del municipio se ubican ciudades de mucha entidad y cuya visita puede complementar la estancia en Alcalá. Carmona conserva un interesante patrimonio, al igual que Marchena y Osuna en la autovía a Málaga, Écija en dirección a Córdoba o Utrera. Arahal es un ejemplo de las grandes agrociudades andaluzas, Mairena, El Viso o Paradas mantienen muchos de los rasgos propios de los pueblos andaluces y Dos Hermanas ofrece un elevado nivel de servicios.
Junto a todo ello, Alcalá se encuentra inserta de lleno en una realidad territorial que cada vez cobra más fuerza: el área metropolitana de Sevilla. La abundante interrelación entre los municipios de la corona metropolitana y la propia Sevilla ha hecho a las autoridades plantear en los últimos años el desarrollo de toda esta comarca de forma global, buscando proyectos que favorezcan al conjunto de la misma, con el Metro como principal referencia. Las obras del ramal que llegará a Alcalá ya han comenzado. Esta infraestructura está llamada a modificar de forma importante la relación de Alcalá con su entorno.